martes, 27 de mayo de 2014

Mi partido

Admito que la política me encanta, me encanta seguir unas elecciones al segundo, me encantan los debates de las tertulias en los programas de televisión, dándome igual el signo político. También me encanta ver como se construye un país a través de la política y admito que me encantan los debates calientes o no en la calle de las personas que hablan de política. Así mismo, también me encanta que de pronto la gente haya tomado conciencia de que hay que estar pendiente de la política y sus efectos sobre la ciudadanía en muchos ámbitos. Alguien podría pensar que soy un friki de esto o como suele suceder en casa de mis padres que uno de ellos opine que no es un tema del que se debe hablar porque no nos da nada, para hablar de cosas como el fútbol u otras materias tan importantes para el ser humano.

Pero detesto al militante, sea de base o este en la cercanía de la dirección de una formación al nivel que sea. Por alguna razón que desconozco el militante es un señor que no tiene una única opinión en lo referente a un problema idéntico que ocurre en su formación o en la formación rival y que por supuesto ha perdido objetividad y neutralidad. En una charla sobre política se puede hablar de cualquier tema en cualquier tono y de cualquier modo pero en cuanto alguien dice una frase como: mi partido o me debo a.... puede decirse que la conversación ha terminado. El debate es inexistente ya que el militante, por norma, no defiende la política o la acción política sobre el ciudadano, sino las acciones y la política de “su partido” frente al partido rival. Recientemente por mor de la campaña de las elecciones europeas terminadas hace dia y medio estuve hablando con varias personas tanto en redes sociales como en la calle y me tope con algunos de estos elementos que son los militantes. Era hablar de las elecciones, de la crisis o de las situaciones en los parlamentos autonómicos y otras instancias y todos repetían esa odiosa frase: “mi partido”. A algunos de ellos les dije claramente:¿y te crees lo que te dice tu partido?, la respuesta era obvia. Admito que me daba cierto pavor. Soy sólo una persona medianamente informada y me daba cuenta de que en las formaciones hoy al menos ni si quiera llegan al medianamente informados... y mejor no digo la hereje expresión de: sinceramente informados. A ninguno de estos militantes les he escuchado o leído palabras como: pobreza, malnutrición, fraude, cambio, alternativa o sinceridad.

Lo peor, en el caso de los militantes de los dos grandes partidos es que ni siquiera pasan por su cabezas expresión: “tenemos que cambiar”. Esperan sin duda que sean los tiempos los que cambien para seguir viviendo como se vivía antes pero no en el país, sino en “su partido”. La escasa asistencia de voto, augura un mal futuro para los militantes, pero aun un peor futuro para todos nosotros porque realmente nadie esta pendiente de lo que a mi me encanta: la política. Que es la que a fin de cuentas tiene efectos sobre el ciudadano y no “mi partido”.